La ricina es un componente natural, altamente tóxico, derivado de la semilla de ricino y cuyos rastros fueron hallados en cartas enviadas al presidente Barack Obama y al senador republicano Roger Wicker, de Estados Unidos.
En caso de ser inhalada, inyectada o ingerida, puede provocar la muerte entre 36 y 48 horas luego de producido el contacto a partir de fallas en los sistemas respiratorio y circulatorio. No existe una cura conocida para la ricina.
La ingesta de ricina no es siempre mortal y los niños son más vulnerables que los adultos.
De ser ingerida, la ricina causa náuseas, vómitos y hemorragias internas en el estómago y los intestinos, seguidas de fallas en el hígado, el bazo y los riñones, y finalmente la muerte, producto del colapso del sistema circulatorio.
Si una semilla de ricino es tragada sin dañar su cáscara, es probable que pase por el cuerpo sin dañarlo. Pero si la cáscara es masticada o rota y luego ingerida, el veneno entrará al cuerpo.
Si es inyectada, la ricina provoca la muerte inmediata de los músculos y de los nódulos linfáticos alrededor de la inyección. La muerte es lo normal en estos casos.
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